Llegué a la Argentina hace 3 años, después de un largo viaje y difíciles decisiones, como alejarme, por quién sabe cuánto tiempo, de mi familia, en general, lejos de casa.
Soy una mujer joven, sana y con ganas de trabajar. Realmente era un momento de alejarme de casa. Nadie está preparado para dejar a papá y mamá, pero así es la vida y tenía que vivirla para cumplir mis sueño, para progresar en mi vida laboral, profesional y encontrar nuevas posibilidades.
No es un secreto para nadie que mi país, Venezuela, no pasa por su mejor momento y nos obliga a los más jóvenes a buscar nuevos horizontes, como el que yo busqué.
Al principio fue todo una hermosa aventura. Conocer un nuevo lugar, una nueva cultura, gente tan hermosa como los argentinos; pero al pasar los días, los meses, comienzo a extrañar todo. La comida, la música, el clima, escuchar a mis paisanos, los planes en familia… en fin, extrañaba toda mi vida en Venezuela.
He pasado días difíciles, la soledad me abarca y la voz de mi mamá es la solución para darme esa fortaleza que necesito. Y la tecnología me ha ayudado mucho en varios momentos, pero no siempre es así.
Me resigné a no tener una buena comunicación estando lejos de casa
Durante mi tiempo como forastera busqué todas las opciones posibles para tener la mejor comunicación con mi familia en Venezuela, pero sinceramente no encontré nada bueno.
Son varias las razones por las que a veces no me he podido comunicar, pero solo mencionaré las que realmente me afectan siempre:
- Lo primero es que mi mamá no es una persona que le guste mucho la tecnología, más bien se le dificulta.
- El acceso a internet en mi país es limitado, y teniendo en cuenta lo anterior, ya se imaginarán que no es la mejor opción una llamada por WhatsApp o videollamada por Zoom, etc.
- La mejor opción es la llamada tradicional, pero se escucha tan mal que no vale la pena.
¿Por qué decidí contar mi historia con Hablax?
Porque después de tanto tiempo me sentí tan cerca de casa a pesar de los miles de kilómetros. Porque tan solo una llamada bastó para poder hablar con mi mamá y escucharla muy claro y constante. Lo mejor, ella no necesita tener un smartphone ni datos en el móvil.
Hoy puedo decir que encontré la mejor manera de comunicarme con mi mamá, de una manera muy fácil, llamada nítida, y mi mamá lo único que tiene que hacer es contestar la llamada.
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